Grupo XXI – Psicología Aplicada

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Metáfora círculo motivación

¿El huevo o la gallina? Actúa para motivarte

Cuando el estado de ánimo decae o atravesamos una temporada dominados por la desgana y la pereza, uno de los efectos más significativos y visibles es la disminución de la motivación para realizar cualquier actividad, incluidas aquellas con las que antes solíamos disfrutar y realizábamos de manera habitual y sin grandes esfuerzos.

Si esta situación se prolonga en el tiempo corremos el riesgo de que se cronifique y que cada vez nos resulte más costoso remontar nuestro ánimo. Esta desgana va colonizando cada vez más parcelas de nuestra vida, acabando por afectar a las acciones más sencillas y cotidianas, como nuestro propio cuidado personal y nuestras obligaciones laborales o familiares. Llegados a este punto, puede ser necesario buscar ayuda profesional, ya que podemos estar hablando de un trastorno depresivo.

¿Cómo funciona la Motivación?

Para evitar llegar a estos extremos o simplemente para mantener un estado de ánimo alto y sacarle el máximo partido a nuestras vidas, puede resultarnos útil conocer cómo funciona la motivación y cuál es su relación con la acción.

Solemos definir la motivación como la fuerza que nos empuja a la acción. Si estamos motivados para bajar de peso, es más probable que tomemos medidas como hacer ejercicio regularmente y comer alimentos saludables, es decir, actuamos porque estamos motivados. De la misma manera, la falta de motivación puede impedir la acción. Si no nos sentimos motivados para estudiar, es menos probable que nos sentemos y estudiemos durante horas.

Parece claro, entonces, que la motivación es un factor importante que puede impulsar o impedir las acciones que nos llevarán a lograr nuestros objetivos. De tal modo que, atendiendo a la definición anteriormente propuesta, necesitamos motivación para iniciar la acción o, dicho de otro modo, la motivación debe ser previa a la acción.

Este planteamiento genera un problema: ¿qué hacer cuando la motivación no está? ¿Cómo conseguir su aparición para que haga su trabajo y nos “enganche” de nuevo a las acciones que nos acerque a nuestras metas a la vez que nos mantenga a salvo de los bajones de ánimo?

La manera de salir de esta encrucijada en la que la motivación aún no ha hecho acto de presencia y, por lo tanto, no puede funcionar como motor que nos impulse a la acción, es empezar por la acción. Es decir, no esperar a estar motivados para actuar, sino forzarnos a actuar esperando que esto acabe poniendo en marcha la rueda de la motivación.

Esta propuesta para afrontar el problema tiene su fundamento en una manera alternativa de entender el fenómeno psicológico de la motivación: definirla como la anticipación de las consecuencias positivas de la acción.

Modelo lineal de la motivación, en el que la motivación siempre es previa a la acción.
Modelo lineal de la motivación, en el que la motivación siempre es previa a la acción.

Entendiendo la motivación de este modo es fácil concluir que si no hay acción no hay consecuencias positivas que anticipar y, por lo tanto, no puede haber motivación.

Modelo circular de la motivación, donde no hay un principio y un fin.
Modelo circular de la motivación, donde no hay un principio y un fin.

¿Cómo funciona el círculo de la motivación?

Podemos entender mejor cómo funciona este círculo de la motivación observando nuestra propia experiencia. Piensa en alguna actividad con la que disfrutes y que realizas habitualmente, por ejemplo, salir a correr, hacer senderismo, ir a conciertos, ¿verdad que cuanto más lo haces más ganas tienes de seguir haciéndolo? La rueda de la motivación está funcionando a pleno rendimiento: acción, experimentación de consecuencias positivas -anticipación de dichas consecuencias positivas-, motivación para volver a actuar y, así, una rueda que no para de girar y de retroalimentarse.

Es posible que en alguna ocasión abandonases dicha actividad durante un tiempo, no importa el motivo: una lesión, falta de tiempo, o cualquier otra circunstancia, lo importante es que eso provocó que la rueda dejara de girar. Si más adelante te planteaste recuperar dicha actividad, es muy probable que al principio te supusiera bastante más esfuerzo que cuando la realizabas de manera regular, que sintieras que ya no te motivaba tanto como antes. Es normal, la última acción quedaba bastante lejana en el tiempo lo que provocó que el poder motivador de sus consecuencias positivas estuviera muy debilitado. ¿Cómo lo fortalecemos de nuevo? La respuesta parece clara, a través de la acción.

Recuerda, si te sientes apático, desganado y notas que tu estado de ánimo empieza a decaer, si quieres recuperar tu energía y sentir de nuevo esa fuerza que te ilusiona y te hace perseguir tu metas, si necesitas poner de nuevo en funcionamiento tu rueda de motivación – acción, no esperes sentado a la motivación. Sal a buscarla, actúa, aunque no tengas ganas al principio, no importa, ya verás como acaba llegando y la inercia la mantendrá en funcionamiento. A partir de ahí, tú, sólo dedícate a disfrutar de la vida.

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