Grupo XXI – Psicología Aplicada

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La mejor forma de librarse del enfado es expresarlo sin control. ¿Realidad o mito?

EL MITO DEL DESAHOGO

Una idea muy extendida entre las personas que se enfadan en exceso y ampliamente aceptada entre la población general es que, una vez que alguien está enfadado, la única forma de sentirse mejor y eliminar la sensación de presión que provoca la ira es descargar de manera explosiva esos sentimientos. La vieja idea de que una olla a presión sólo se alivia descargando la presión. Nada más lejos de la verdad. Décadas de investigación contradicen esta opinión popular. La conveniencia del desahogo es considerada hoy en día una idea falsa por la mayor parte de la comunidad científica. Los estudios realizados sobre esta cuestión coinciden en que la expresión de la ira sin control no solo no disminuye las tendencias agresivas, sino que empeoran el problema. ¿Cuáles son entonces las verdaderas consecuencias de expresar la ira de manera descontrolada y brusca? Fundamentalmente dos: a largo plazo nos enfadamos más y de manera más intensa.
  • Dar rienda suelta al enfado aumenta la probabilidad de que en el futuro aparecerá esta emoción en situaciones similares. La persona se hace más “experta” en enfadarse y más se instala este mecanismo. Esto es así, incluso en las situaciones en las que la persona expresa su ira de manera indirecta, (la típica situación de golpear un cojín pensando que es la persona provocadora del enfado). Podríamos decir que este comportamiento funcionaría como un ensayo de la secuencia de agresión.
  • Por otro lado, cuanto más airadamente se expresa el enfado, más intensa es la emoción, y la persona no tiene la oportunidad de descubrir que no es necesario estallar para controlar y eliminar el enfado.

¿Qué podemos hacer entonces?

La alternativa al desahogo no consiste en suprimir la emoción y tampoco en guardársela dentro, ambas estrategias se han mostrado infructuosas e incluso perjudiciales para la salud. Por lo tanto, es necesario gestionarla adecuadamente. Se trata de aprender a reducir la emoción a un nivel más leve, que permita expresar el enfado de una forma que tenga posibilidades de ser aceptado por el receptor. Esto se consigue utilizando técnicas de desactivación emocional (como las habilidades de relajación) y técnicas cognitivas (como la restructuración de los pensamientos que acompañan a los enfados). Además, como alternativa a la expresión agresiva (ya sea física o verbal) se debe utilizar una comunicación asertiva, la cual permite expresar el malestar sin agredir al otro. Todo estos recursos puedes aprenderlos en nuestro curso de control de la ira en Grupo XXI Psicología. También puedes optar por nuestras terapias de manejo de la ira en caso de que prefieras sesiones individuales.

En conclusión

Los desahogos no llevan a la extinción ni a la disminución de la ira, sino a su aumento en frecuencia y en intensidad. Más que abrir la tapa de la olla para que escape la presión de manera brusca, la solución está en reducir la intensidad del fuego para que tal presión pueda ser gestionada adecuadamente.

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